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¿Cómo adaptarse al cambio sin morir en el intento ?

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“No puedes bañarte dos veces en el mismo río” 

 

Esta frase, atribuida al filósofo griego Heráclito, ejemplifica a la perfección el carácter cambiante de los tiempos que vivimos. 

 

Aunque la ubicación sea la misma, el río no es el mismo, pues el agua fluye constantemente. 

 

Así que el río es nuevo cada vez.  

 

Nuestra realidad actual se asemeja mucho a un río. 

 

Tal vez por esta razón, uno de los pensadores más importantes de nuestra época, Zygmunt Bauman, acuñó el término de “Modernidad líquida” para referirse a los tiempos que vivimos. 

 

Los constantes cambios se han intensificado en los últimos tiempos y se han convertido, paradójicamente, en lo único que no cambia. 

 

Esto sucede en todos los escenarios: individuales, familiares y empresariales. 

 

Quedarse quieto en un mismo punto significa perderse la oportunidad de fluir con la vida y renunciar a las innumerables oportunidades que esta ofrece. 

 

Sin embargo, para muchas personas y organizaciones el cambio es un tema difícil. 

 

Cambiar implica salir de la zona de confort y enfrentarse a lo desconocido. Es como dar un salto al vacío. 

 

El cambio no sólo produce incomodidad, sino que también es fuente de miedo, estrés y ansiedad. 

 

La realidad es que el ser humano no está preparado para enfrentarse a esos cambios tan vertiginosos que estamos experimentando hoy en día. 

 

Por ello, el estrés y la ansiedad son dos de los padecimientos más comunes. Tanto, que casi se han generalizado. 

 

¿Qué hacer ante esta situación? 

 

Permanecer estáticos sería una forma de suicidio y por otro lado, dar el salto al vacío y abrazar el cambio como forma de vida implica liberarse de una serie de miedos y condicionamientos internos. 

 

Para adaptarse al cambio, tanto los individuos como las empresas necesitan cambiar su “mindset”. Transformar su cultura y liberarse de esos lastres que les impiden fluir con la vida. 

 

Hay tres aspectos que son muy importantes para hacer este “switch” mental.  

 

3 pilares de la adaptación al cambio 

 

  1. Aceptar.

 

Detrás de todo sufrimiento hay una resistencia. 

 

Querer que las cosas permanezcan estáticas puede ser algo natural en el ser humano, que tiende a buscar la estabilidad en su vida, pero también es fuente de sufrimiento cuando la realidad no se acomoda a este deseo. 

 

Aceptar que el cambio es la única constante en la vida es abrirse a las posibilidades y no aferrarse a la zona de confort. 

 

Aceptar no es lo mismo que resignarse. 

 

Aceptar es comprender que el cambio forma parte de los tiempos que vivimos y que sí queremos fluir con ellos y aprovechar las oportunidades, es necesario renunciar a seguir haciendo las cosas de la misma manera. 

 

Por otra parte, resignarse es una forma de forzar el cambio, pero sin comprender realmente la naturaleza del mismo y sin entender las posibilidades para el aprendizaje y el crecimiento que éste entraña. 

 

  1. Cambiar de actitud.

 

A menudo pensamos que la actitud está determinada por las circunstancias. 

 

Si las cosas van bien y de acuerdo a lo que deseamos, mostramos una actitud positiva. En cambio, si las cosas van mal y no obtenemos lo que queremos, adoptamos una mala actitud. 

 

Pero la realidad es que la actitud no tiene nada que ver con lo que pasa fuera de nosotros. 

 

La actitud es una decisión interna. 

 

Tú puedes elegir cómo responder a las circunstancias que la vida te presenta.  

 

Hay personas que critican el adoptar una actitud optimista, pues argumentan que la vida tiene cosas positivas y negativas y que no es posible ponerse una venda en los ojos para no ver lo que no te gusta. 

 

Pero no se trata de eso. 

 

La vida es un aprendizaje continuo y todas las experiencias, sin excepción, contienen grandes enseñanzas que sólo puede aprovechar quien las reconoce como tales. 

 

Quejarse de todo y renegar de la vida como es sólo aumenta tu insatisfacción y paraliza tu creatividad e iniciativa. 

 

  1. Reconoce que cada cambio produce algo bueno.

 

Este punto está muy relacionado con el anterior. 

 

Todos los cambios son buenos en el sentido de que abren una posibilidad de aprendizaje, de reinventarse y evolucionar. 

 

Las personas o las empresas que se empeñan en mantener el status quo están cavando su propia tumba. Hay muchos ejemplos de ello. 

 

Los cambios son buenos, independientemente de los resultados que produzcan, porque desencadenan un proceso de renovación. 

 

Conclusión 

Tratar de cambiar la realidad para que esta se adapte a tus necesidades no es una decisión muy inteligente. 

 

Por el contrario, transformarte a tí mismo o a tu empresa para aprovechar los cambios que se presenten y aprender de ellos, sí que lo es. 

 

Adaptarse al cambio es un tema de suma importancia en nuestros tiempos y como seguramente querrás profundizar más en este tema, te dejo un video con algunos tips muy interesantes: 

 

6 claves para entender y liderar el cambio | Ane Agirre | TEDxUDeusto 

 

En Emotion Group hemos ayudado a cientos de empresas a gestionar sus procesos de cambio y nos encantaría compartir nuestra experiencia contigo. 

 

Y tú: ¿Cómo afrontas el cambio? 

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